El Parque de Bonaval (Santiago de Compostela) fue el sitio elegido por ellos, por sus rincones tranquilos y por estar al lado de su casa. Es ideal para dar un pequeño paseo mientras se acostumbran a mis cámaras y yo a ellos.
Fue una tarde divertida en la que surgió una confianza mutua, donde pudimos hablar de los detalles de la boda y reírnos un rato. Son de esas parejas con las que el tiempo pasa volando, te sientes como si los conocieses de toda la vida y deseas volver a verlos pronto.